
Heme aquí susurrando
canciones perfectas, inmensas.
Todo es tan solitario,
cual libre ninfa.
Todo comienza en la eternidad,
como un dios consolante
que viene a mí.
Y aquí estoy sintiendo nuestra gran dimensión,
única e irreconocible,
códigos tangibles.
Todo vuelve, luz vuelve
es incontrolable, libertad.
Amo el sabor del viento aquí,
del cálido sol
y del acariciar lunar.
Me pierdo en eternidades lejanas para el
mundo
conocidas por ti, por mí.
Y aquí estamos perdiéndonos
en dulces sensaciones desconocidas,
pretendientes e inocentes al tacto.
Como un niño perdido en un mundo ideal.
Como una paloma atravesando el cielo
Temores van y vienen
y zumban en mis oídos,
sordos cual pez al viento.
A momentos he corrido tras tu rastro,
tarde como milagros.
Impedidos por misteriosas barreras
y yo aquí en espera de que un día nada se
pose ante mi
que las barreras amargas y dolorosas, duras
y frías
se vuelvan un cálido resplandor
Aquí, ahora, siempre...
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