24 noviembre 2008

Un crepúsculo....




Tu resistencia de mí,
barreras mil endemoniadas.
Frialdad eternamente invisible.
Vienes y vas en el vaivén de mis amores.
Luces y callas,
hablas y te apagas
entre silencios gritando, 
gritando por salidas dulcísimas, 
dulcísimas de mi inocencia.

Tu sonrisa de mi.
Corazones entonados,
musicalizados,
aproximándose al infinito paraíso,
besando latido a latido,
nota a nota,
suspiro a suspiro.
Inconsolablemente fiel.
Dando señales de vida.
Poco a poco, beso a beso.
Esperando caricia guardiana
que le salve de si misma,
del pasado cruel,
del presente siniestro,
del futuro incierto,
de la gloria del amor secreto.

Amarte así, tanto.
De corazón cálido a corazón lastimado,
de alma suave a piel estática,
dando amor, día tras día.
Hora tras hora,
minuto a minuto,
como cual reloj de arena,
imperdonablemente avanzando,
indudablemente insatisfecho.

¿Qué será de mí en el crepúsculo de este día,
en el viejo anochecer bellamente consolado?

¿Qué será de la vida cuando se versa en el silencio,
de nuestras ganas de felicidad no sabida?

¿Qué será de mi, que será...


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